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Imagínese que todos los balnearios públicos, hoteles, paradores, parques, escuelas, campos de golf y áreas de desembarque de cruceros, entre otros lugares al aire libre, tengan dispensadores de protector solar accesibles de forma gratuita para todos.

Esta, al menos, es la propuesta que lanzó el representante Néstor Alonso Vega el pasado 11 de junio con la radicación de una medida que pretende crear la “Ley de Dispensadores de Protector Solar Públicos”.

A modo de justificar la necesidad de su aprobación, en el proyecto se resalta que un estudio del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) encontró que en Estados Unidos un 30% de mujeres y menos de 15% de hombres usan protector solar con regularidad en la cara y en otras áreas expuestas de la piel. Además, advierte que la incidencia de melanoma o cáncer de piel va en aumento.

A pesar de reconocer la urgencia de que las personas tomen acción para protegerse de los efectos de los rayos del sol, varios salubristas tuvieron reparos con la medida.

“Es difícil hacer una ley para hacer al gobierno responsable de esto. Cada uno tiene que educarse”, sostuvo María Cristy, vicepresidenta de Servicio al Paciente y Cáncer Control de la Sociedad Americana contra el Cáncer (SAC) de Puerto Rico.

El Proyecto de la Cámara 2161 le impone la responsabilidad del cumplimiento de esta ley al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la Compañía de Parques Nacionales de Puerto Rico, el Departamento de Recreación y Deportes, el Departamento de Educación, la Compañía de Turismo y cualquier otra agencia pertinente, en coordinación con los municipios.

Sin embargo, la medida no identifica de qué partidas saldrá el dinero para su cumplimiento.

“Como Sociedad Americana del Cáncer siempre vamos a apoyar cualquier iniciativa conducente a prevenir el cáncer, pero entendemos lo más importante es educar a la gente de los factores de riesgo (en este caso) de cáncer de piel. (El esfuerzo) es loable, pero no (a nivel) de rango de ley”, señaló Cristy.

La doctora Elba Díaz Toro, investigadora del Centro Comprensivo de Cáncer, coincidió en que lo más importante es educar al pueblo sobre cómo proteger su salud. Sin embargo, opinó que no es momento de aprobar esta medida.

“Uno quiere lo mejor para la salud, pero tampoco podemos tapar el cielo con la mano. (Ahora mismo), esto no es una prioridad (a nivel de gobierno)”, indicó.

La prostodoncista reconoció que Puerto Rico es uno de los lugares con mayor exposición al sol y que la gente debe aprender a protegerse correctamente.

“(La medida) es loable, uno tiene que apostar más a la prevención que invertir en salud y reparar los daños, que es más caro. Pero esto de los dispensadores… ¿Ahora mismo cuántos baños públicos no tienen jabón? Eso es otro gran foco de contaminación. Hay que ser también realista. La parte preventiva es más educación, que las personas se apoderen de susalud”, manifestó.

Díaz del Toro recomendó, como medida de protección, comprar sombreros y ropa adecuada, además de bloqueadores solares. Resaltó que se deben adquirir los de aplicación labial, considerando que el cáncer de labio es uno de los más dañinos y está directamente relacionado con la exposición al sol.

Sugirió que las compañías privadas pueden asumir un rol educativo y también preventivo donando sus productos.

El doctor Raymond Sepúlveda, director médico del Hospital HIMA San Pablo en Cupey, coincidió en que la aplicación esta medida es costosa.

“¿Cuántos recursos económicos tiene realmente nuestro gobierno para auspiciar esto? Es costoso y ninguna compañía privada va a meterse en esto”, opinó Sepúlveda.

Agregó que tampoco hay un estudio de prevalencia actualizado de cáncer de piel en Puerto Rico que se pueda usar para medir el resultado de este proyecto al cabo de varios años.

“No creo que vamos a salvar vidas con esto”, señaló.

Mientras tanto, para el d presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, Víctor Ramos, el deber del cuidado de la piel es de carácter individual.

“La gente tiene que tener responsabilidad personal sobre el cáncer de piel y otras enfermedades. En otros lugares, algunas compañías lo auspician y no se necesita una ley”, dijo. Agregó que los salones de bronceado también son un riesgo por la radiación ultravioleta de estas máquinas.

Fuente: El Nuevo Día